domingo, 11 de diciembre de 2016

EL ACCESO A LA INFORMACION Y EL ARTILUGIO DEL DIABLO


Aprendamos a usar el derecho legitimo a la sospecha

El Articulo 28 de la Constitución Nacional establece el acceso a la información de las personas, señala textualmente;

“Se reconoce el derecho de las personas de recibir información veraz, responsable y ecuánime. Las fuentes públicas de información son libres para las personas”.


Vale recalcarlo ya que, la madre de nuestras leyes, la que rige sobre todas, “reconoce” el derecho de todos para informarnos, es decir, de que podemos  acceder personalmente a los documentos públicos sin intermediarios, comprobar irreprochablemente, qué se hace con  la cosa pública,  quienes son los que administran nuestros bienes, cuanto recaudan, a que empresa se les otorga la licitación, si existe algún parentesco con ellos, si hay tráfico de influencias, quienes son nuestros funcionarios, sus sueldos, comprobar si es válida o escuálida sus funciones, si es o no planillero, si se justifica el uso de un vehículo del estado, en concreto, en qué “gastan” el erario público, conocer cada punto nos da un discernimiento veraz y certero de lo que pasa,  es un derecho que debemos hacerlo propio sin  delegar a quienes a veces se creen ser  dueños y señores exclusivos de la información, que recae muchas veces en una gran minoría de  funcionarios públicos o de autoridades de turno censuradores o  de algunos medios de comunicación,  incluso  en  algunos  periodistas avivados que recurren  al uso de la propaganda política para hacer juicio de valor, obvian su función primigenia, cual es la de informar objetivamente, reconozco el rol fundamental de la prensa y de los periodistas sin embargo  muchos de ellos  solo amplifican, magnifican - sobre todo- “ direccionan” hacia sus intereses con el mal llamado, NOTICIAS POSITIVAS, que son simples propagandas para influenciar en las masas, con hechos distorsionados que se publican o divulgan siguiendo una línea de falsedades, les puedo asegurar que todo ello trae  consigo el artilugio del diablo… la que reza así “ UNA VERDAD CON MIL MENTIRAS DETRÁS” ese ser así nos convence, -emulando eso-, nos dicen una verdad a medias,  y tras ello viene aparejado un sin números de hechos de corrupción exasperante, con el efecto narcotizaste que provocan las propagandas, no hay cuestionamientos, ni se constata la veracidad, y NO SON ELLOS SINO TODOS NOSOTROS  quienes  por derecho debemos y podemos requerir a una Institución central o autónoma cualquier documento público para corroborar lo que dicen estar haciendo o informando con la realidad, si bien existe el derecho a la presunción de inocencia, debemos también aprender a utilizar el derecho a la sospecha, ante la retórica de que todo está bien, de que todo es por primera vez,  nunca antes hecho o visto, ahí activemos nuestro legítimo derecho a la sospecha, con la sentencia: mucho dulce ya empalaga. De que una gran mayoría de  políticos hagan esto no debe de extrañarnos, pero de que los medios y peor aún algunos periodistas vendan algo tan malvado, ensordece, enciega y adormece a la opinión pública que cava su propia tumba al creer tales distorsiones, aunque vea en  su  lápida el escrito de  pobreza, ignorancia, sometimiento, con tan poco, PAN Y TOROS, por ello, USÉMOS éste derecho seamos los contralores de lo nuestro, la transparencia en la gestión pública ya debe ser una cultura, urgemos en los sitios web, pidamos a las instituciones, en la diversidad de verdades que los medios presentan, debemos cerciorarnos por nosotros mismos, tras ello vendrá mayor luz y una  verdadera  democracia, esa que reside en el pueblo con  libertad, fraternidad e igualdad.

Edgar Zacarías Ynsfrán